En semanas anteriores escribir algunos blog sobre el patrimonio cultural y sobre la UNESCO. Hace unos días me hicieron una interesante pregunta: ¿qué hacer con un Bien cultural?; es decir, cómo gestionarlo, adónde dirigirse y qué hay que hacer en definitiva para ponerlo en valor y que sea catalogado. Esta pregunta se enfoca generalmente a Bienes locales, de pueblos o ciudades, cuyo valor afectivo para los vecinos es muy grande (¡como tiene que ser!) pero también se nos plantea para Bienes digamos más internacionales. Para estos casos, nos referimos principalmente al Comité de Patrimonio Mundial.
Desde la Convención de París en 1972 cuando se creó este Comité, se ha desarrollado una serie de principios que se revisan cada año con el fin de adaptarse a la realidad de cada momento. Y en este contexto, el ICOMOS es la Institución internacional (con sus sedes nacionales) quién se encarga de trabajar a favor de la conservación y protección de los lugares históricos.
Qué recogen estos principios de un Bien de Patrimonio Mundial
Si atendemos al Artículo 1 de la Convención de Patrimonio Mundial, los monumentos, grupos de edificios y lugares históricos deben ser protegidos para su conservación. Dentro de estos tres grupos podemos especificar a qué tipo de Bienes Culturales se refiere concretamente:
* Monumentos: trabajos arquitectónicos, esculturas monumentales y pictóricas, elementos y estructuras arqueológicas, inscripciones, cuevas y abrigos, cuyo valor sea de relevancia universal desde el punto de vista histórico, artístico o científico.
* Grupos de edificios: edificios juntos o en bloques que por el lugar que ocupan, su arquitectura característica, su homogeneidad con el medio, son de relevancia mundial desde el punto de vista histórico, artístico o científico.
* Lugares: espacios creados por el ser humano o naturales modificados por éste, áreas arqueológicas, espacios abiertos que sean de relevancia mundial por su valor histórico, estético, etnológico o antropológico.
Por tanto, hace falta algo más que ser histórico o antiguo para entrar a formar parte del selecto grupo de Bienes de Patrimonio Mundial. Pero la inclusión en esta lista es solo el principio del trabajo. Ya es bien importante entrar a formar parte de este selecto grupo de Bienes pero en el momento de la inclusión es cuando comienza a trabajarse realmente en su conservación. Recuerda que más vale prevenir que lamentar.
¿Qué se hace a favor de un Bien Patrimonio de la Humanidad?
A parte de proponer el decálogo de la conservación como a todo Bien de Interés Cultural, el Comité de de Patrimonio Mundial establece una serie de principios para “encauzar” el Bien y llevar a cabo una gestión óptima del mismo. Estos principios podrían resumirse en lo siguiente: Preservar, interpretar y presentar. Por tanto, para difundir el Patrimonio, hay que trabajar antes en el Bien. Antes de nada debemos asegurar su conservación, conseguir su perdurabilidad. Posteriormente se estudia el Bien en su contexto, interpretando su significado y valor cultural. Y finalmente se presenta al público, se difunde para su disfrute y su conocimiento.
Los propósitos del ICOMOS
Para el ICOMOS y el Comité de Patrimonio Mundial la labor de Conservación consiste en trabajar esos principios:
- Interpretación: en busca de la creación de vínculo entre sociedad y Patrimonio Cultural se pretende proporcionar conocimiento sobre el Bien. Pero no sólo preparando el Bien para su visita sino fomentando la divulgación a través de otros medios de comunicación, introduciéndole en programas educativos y creando actividades comunitarias como las del proyecto MEMOLA donde se trata de involucrar a los vecinos en la conservación y difusión.
- Presentación: se centra en cómo ofrecer el conocimiento del Bien, su interpretación y su accesibilidad tanto en cuestión de infraestructuras como de paneles informativos y demás elementos interactivos para difundir el mensaje de valor.
- Personal profesional: estos Bienes de Patrimonio Mundial deben estar gestionados por personal cualificado capaz de interpretar el Patrimonio y transmitirlo a la gente desde el más estricto criterio y valor profesional.
Estos principios tienen como objetivo principal comunicar, divulgar, difundir y todos los sinónimos de estos conceptos que se te ocurran, facilitando la comprensión y adaptándose al entorno y al tipo de público con el fin de salvaguardar los valores del propio Bien y su significado.
Si se consigue crear un vínculo entre el Bien y el público, se conseguirá establecer la base para la conservación del Patrimonio Mundial pues será la sociedad la principal interesada en esto.